En este mundo que avanza tan rápido se nos hace difícil hacer un alto y reflexionar sobre las cosas que nos pasan, quizás ahora pueda ser el momento.
¿Te ha pasado que tienes muchos sueños en la cabeza y de pronto desaparecen como si ya no importaran?
Algunos sueños o ideas las tienes inclusive desde muy niño. Con seguridad, han habido noches donde te has levantado sobresaltado de la cama imaginando que eras el protagonista de tu película favorita, una gran cantante que hace vibrar a todo su público con su increíble voz, o un youtuber que la viene rompiendo en todo el mundo, o el creador de una gran empresa. ¡Sientes que ya no hay más tiempo que perder, que esa idea debes empezarla ya! Sin embargo, a la mañana siguiente, despiertas sin ganas, repitiéndote ‘que cosas estúpidas me imagino’ ‘no seré capaz de lograrlo’ o ‘no me atrevo a intentarlo´, será que esas ideas me arrullan hasta alcanzar el sueño’ o, finalmente ‘¿será que en el fondo busco justificaciones, porque la realidad es que no me atrevo?’.
Es posible que conozcas esta situación.
¿Qué pasará con algunas personas a las que la magia de sus proyectos desaparece de un momento a otro sin haberlos siquiera probado o compartido con alguien?
¿Qué hace que pasemos súbitamente de la alegría y el entusiasmo al pesimismo? Pues, aunque no los veamos, todos los días, y muy cerca de nosotros, se encuentran los enemigos de todo lo que emprendamos. Estos funcionan como cadenas que no nos dejan enfrentarnos a nada, son enemigos de nuestros sueños, además creados por nosotros mismos.
Un enemigo conocido es el “yo no puedo”. “Claro pues, a él le fue bien porque su papá lo ayudó, o a fulanito le ligó la idea porque estudió en el extranjero”. Si eso fuera verdad, ¿dónde dejamos a los miles de emprendedores que lo hicieron sin contar con nada de eso? Ellos solo tuvieron su coraje como compañero para creer que sí podían. ¡Ah! pero si ese no es tu enemigo, ten cuidado que por ahí aparezca “no tengo tiempo”. A este enemigo le encanta aparecer siempre, con frases como: “ahora no, mejor cuando acabe mi carrera, no puedo ahora estoy estudiando otro idioma”. Son como cadenas que atan nuestros sueños y que no nos dejan emprender nada; ¿pero si el sábado te vi en la playa con tu flaca? “Ah, pero también tengo derecho a relajarme pues”.
En el fondo los sueños son tuyos y los añoras, pero los enemigos son cadenas que nos amarran y condicionan a una misma situación.
A veces tengo miedo al fracaso, a la burla del otro, inclusive puedo tener miedo al éxito y puedo considérame incapaz de controlarlo todo, de tener que confiar en otros para seguir adelante…
¿Te has puesto a pensar cuantas cosas has dejado de hacer en la vida o estás dejando de hacer ahora, por sencillamente no atreverte?
En fin, son muchos los ejemplos y las situaciones que se nos puedan presentar.
Pero quizás tu sueño está ahí listo para decir simplemente: “¡yo quiero, yo puedo!, estoy dispuesto a caerme y levantarme para mejorar mi idea, mi proyecto, mi sueño y mi vida!”
¡Vamos! Suelta las cadenas que te atan, emprende el camino y persigue tus sueños.
Ya no hay más tiempo que perder… ¡suelta las cadenas ya! Y recuerda…tú quieres, tú puedes!